miércoles, 13 de abril de 2011

En busca de las perlas perdidas (capítulo 2): "La extraña chica"

Dos años después de la tragedia alrededor de la vivienda de Antonio (el hombre enmascarado) yo, "Juan torres" y mi sobrino David decidimos ir a buscar las perlas robadas.
Al igual que a mi hija Jessica y a sus amigos, a nosotros también nos tocó pasar el río,
aunque no tuvimos ningún problema en pasarlo porque los cocodrilos acababan de ser alimentados y no tenían hambre.
El segundo obstáculo era Paloma, una mujer morena, alta, guapa y fuerte, que sustituía a Amparo que fue despedida hace 1 año.
Paloma se abalanzó sobre nosotros y le clavó la espada a David, que murió desangrado en apenas 25 segundos. Yo me quedé sin mi sobrino pero me tenía que enfrentar a Paloma.
Cuando se abalanzó sobre mí le hice la zancadilla y se golpeó la cabeza con una roca, así que aproveché que se desmayó y me escapé de ella.
El tercer obstáculo era la gran pecera con los 3 tiburones.
En mi poder llevaba grandes trozos de carne para el momento así que se los heché y se quedaron entretenidos.
Yo pude pasar sin ningún problema, pero todavía me quedaba el obstáculo más importante, el hombre enmascarado al que tenía que quitarle las perlas.
Cuando entré a su habitación me lo encontré durmiendo en su sillón y arropado con una gran manta; Miré por todos los lados pero no encontré las perlas en ningún sitio.
Al ver que no podía hacer nada no tuve más remedio que despertarle y enfrentarme a él.
Antonio se puso furioso al saber que yo era el padre de Jessica y se lanzó sobre mí con una pistola en la mano; Me disparó en un brazo y me dejó tumbado en el suelo desangrándome y sin poder levantarme.
Yo me hice el muerto durante un rato para ver si podía averiguar donde tenía las perlas, cuando de repente sacó una bolsa de su bolsillo y tiró las perlas por el suelo. Después de comprobar que yo las había visto cogió un hierro y se dirigió a lanzármelo a la cabeza, cuando de repente detrás suya apareció una chica a la que no podía ver bien porque los ojos se me cerraban. Después de mirarla fijamente como pude me dí cuenta de que era alguien que yo conocía y que se había muerto buscando las perlas. La chica misteriosa cogió un gran palo y lo estampó en la cabeza de Antonio 5 veces.
A mí se me fueron cerrando los ojos hasta que me desmayé.

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