A pesar de que fueran las 22:30 y de que el viaje iba a ser muy largo, no me importó coger el avión rumbo a Estados Unidos. Mi hija me estaba esperando y no la iba a fallar en un momento tan importante. Después de muchas horas en el avión llegó el momento de aterrizar. Tanto tiempo metido ahí dentro me sirvió para darme cuenta de que aquella chica que me salvó la vida cuando Antonio me iba a matar fue mi hija, y además no los tuvo encerrados a ella y a sus amigos unos meses como el me dijo sino dos años. Ya fuera del avión tocaba empezar la búsqueda, pero no duró mucho porque los hombres de Antonio me estaban esperando en el aeropuerto. En aquel momento sentí mucho miedo por lo que me pudieran hacer, aunque esta vez venían en son de paz. Me dijeron que les acompañara hacia su coche, me metieron dentro de él y me taparon los ojos para que no viera el camino.
Después de unos 50 minutos llegamos al destino, que era una casa vieja y abandonada en la que no parecía vivir nadie. Pero en esta ocasión me equivoqué, porque según los hombres de Antonio ahí dentro estaba mi hija. Yo creía que estaba apunto de verla pero no fue así, ya que tenía que pagar 10.000 euros si quería verla. Aquel momento fue el peor de mi vida ya que sentía que no iba a ver a mi hija nunca más.
No sabía de dónde podía sacar una suma de dinero tan elevada, así que les propuse un trato: si ellos me entregaban a mi hija yo les conseguiría el dinero en pocos días. Después de un eterno silencio aceptaron mi propuesta, pero con una condición: si en 8 días no tenía el dinero la matarían a ella y a sus amigos perdidos. Aunque con mucha rabia no tuve más remedio que aceptar las condiciones. En ese mismo momento salió de la vieja casa una chica con la cabeza cubierta por una bolsa. ¡Era mi hija!, después de 2 años la volvía a ver. Ella se me quedó mirando con los ojos llenos de lágrimas y con una cara muy pálida de llevar la bolsa en la cabeza. Yo no sabía que decirle, me había quedado en blanco, como me pasaba cuando me ponía nervioso.Estaba mucho más delgada desde la última vez que la vi. Por fin con una voz muy temblorosa y casi susurrando lo primero que me dijo fue: "Te quiero papá".
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